miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sensacionalismo


El periodismo sensacionalista extrae del hecho, de la noticia, su carga emotiva y provocadora y la exalta. Construye casi una nueva noticia que se vende por sí misma. En ese género de periodismo, lo más importante es el eslogan publicitario, que induce al lector o al telespectador a leer o a ver (comprar) por solicitación, por sensación, por impacto, por curiosidad, ya que el desarrollo de la materia no añadirá nada por encima de lo que ya se ha anunciado. De forma contraria al periodismo serio, el periodismo sensacionalista se presta a informar al máximo posible para satisfacer las necesidades instintivas del público, por medio de formas sádicas y espectaculares1, ridiculizando a las personas. Las materias tienen todo el tiempo y la duración necesarios con tal de mantener al receptor interesado en lo que se le muestra, conservando así la audiencia. Finalmente, podemos decir que el sensacionalismo está ligado más al mercado de la información, pues se crean, en efecto, centros para la difusión de escándalos, de crímenes y de soluciones ilusorias para los problemas de la sociedad, reforzando la identificación del telediario sensacionalista con productos de consumo. No se puede negar que en este género de periodismo la información no está presente, o no admitir que el periodismo así llamado serio es totalmente libre para asumir características típicamente sensacionalistas además de espectaculares.

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